
Les dejo con un par de frases que me parecieron buenas, y que ilustran mi situación actual. Me cayó el veinte* con ellas:
“Al ser la velocidad una exigencia de nuestro tiempo, la tardanza crea angustia y ansiedad”
Artur Miller, escritor y dramaturgo estadounidense.
“De ordinario las prisas no resultan de vivir una vida plena y no tener tiempo; nacen, más bien, de un vago temor a desperdiciar la vida”
Eric Hoffer Escritor estadounidense.
Y de pilón** una de un mexicano, para que no esté tan malinchista*** el asunto:
“La rapidez, siendo una gran virtud, engendra un vicio: La prisa”
José Agustín, escritor Mexicano.
* “Caer el veinte” en México, en cuando una verdad o hecho resulta de repente claro en medio de una situación confusa, o inesperada. Esto alude a una comparación surgida hace años cuando las máquinas tragamonedas que reproducen música (díganse sinfonolas, rocolas, o cómo al cliente le parezca) funcionaban con una moneda de veinte centavos. La moneda caía al ser depositada a través de la ranura y el aparato comenzaba a tocar.
** Pilón.- bono que se da al peso o la cantidad de un producto, al momento de expenderse. Esto en México, siendo su significado original el receptáculo en el cual cae el agua de la fuente, desconozco al punto el origen de ésta inflexión de la palabra.
*** Que prefiere lo extranjero a lo nacional(lo mexicano por origen). Proviene de Malinche, apodo de María Malitzin, amante indígena del conquistador español Hernán Cortés, que es recordada como traidora a su raza. El origen de la palabra es discutido pero es con seguridad de mediados del siglo XX cuando los gobiernos de corte socialista impusieron la prohibición de importar objetos de consumo, de acuerdo a la política paternalista vigente. Por contrario se pretendía privilegiar el uso de productos nacionales, que sobra decir eran deficientes y de burda fabricación, lo que degeneró en una amplia red de contrabando que se constituyó en lo actualmente conocido como mercado de fayuca(que merece mención aparte). A las personas que preferían éste tipo de bienes se les nombró “Malinchistas” por aquellos que apoyaban la causa roja, o no podían acceder a ellos.
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