Me siento sin fuerza para levantar mi espada, y estoy rezagado en la lucha con el deseo de muerte otra vez cavado en el corazón. El acero llama a mi mano trato de animarme con los himnos de batalla, y el llanto de las gaitas.
Sólo me queda retirarme a quitarme la vida como el cobarde que soy o lanzarme al las lanzas y el fuego a inmolarme y consumirme fingiendo ser el valiente que todos creen.
Así, me levantaré una vez más con una sonrisa falsa gritaré a todo pulmón con una furia y un vigor fingido a recibir el descanso por el toque frío del hierro rebanado mi corazón sangrante.
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